Resignificando la muerte a través de la vida por Verónica Alcocer

Plantas de interior de facil cuidado para urna bios®
25 de enero de 2021

… La vida después de la vida, Urna Bios.

 

La naturaleza es la maestra, nos enseña a cada instante la perfección a través del funcionamiento de los ciclos vitales. Todo tiene un tiempo en este plano terrenal y su existencia tiene un significado muy importante para formar parte de una cadena de creación y evolución. Todo tiene un tiempo para morir y trascender, para dar espacio a la vida nueva, a la vida regestada. Basta con darnos un baño de bosque para experimentar la vida en movimiento, sentir, observar y contemplar, siendo estas, prácticas internalizadas para aprender un poco de los procesos naturales de la vida, uno de ellos es morir.

La muerte sigue siendo un tabú en muchos lugares alrededor del mundo, sin duda, en México lo es. Nuestra fiesta del Dia de Muertos es una celebración alrededor de las personas que mueren pero esto no quiere decir que no haya sufrimiento y dolor cuando los despedimos y recordamos. Es un ritual que se celebra en un día específico, se compone de muchos símbolos y hay una preparación antelada para que cuando llegue ese día todo esté listo y se siga un orden con diferentes actividades. La finalidad es honrar a nuestros ancestros, honrar su vida y su paso por la nuestra, abrazar un legado y una identidad. Yo creo que tiene una doble finalidad: imprimir el amor que nos han heredado en nuestras células, en nuestra piel y en nuestro corazón, y también poder despedirlos y dejarlos partir a su camino, a su siguiente destino, a su descanso. Podemos aprovechar este ritual y otros para poder agradecer, sanar culpas y trabajar el don del perdón, la tarea de cerrar círculos ante los asuntos pendientes es un acto muy revelador y liberador, es aprender a viajar ligero de equipaje en la vida y dejar partir a tu ser querido o acompañarlo a que también suelte cargas para que emprenda su viaje y trascienda en paz.

¡Que importante es aprender a vivir sin esas personas que amamos tanto!

La escuela de la vida no nos enseña mucho a perder, ni a despedir y tampoco a prepararnos cuando a nosotros nos toque morir. Nuestra tarea es grande, es aprender a acomodar la experiencia de pérdida poco a poco de manera compasiva y amorosa dentro de nosotros para poder reintegrarnos a la realidad diferente sin esa persona. Hay momentos dentro del ritual mortuorio muy difíciles, uno de ellos es el entierro, ver la caja o ataúd con un cuerpo ya sin vida, ver el hoyo donde se colocará este ataúd, y presenciar cómo lo cubren de tierra. El ser querido se queda ahí, esa es la sensación. En realidad su cuerpo es el que se queda para cumplir, precisamente, con el ciclo vital. Regresa a la tierra. La familia, amigos o dolientes regresan al cementerio a visitar, a llevar flores, fotos y comida, a platicar un rato, a hacerse compañía para seguir honrando y sentirse conectados. Otro momento difícil para algunas personas es llevar a incinerar el cuerpo de su ser querido. Y después de esto se preguntan…

Urnas bio

¿Qué hacemos con las cenizas?

Entramos en materia de la voluntad de quien muere, si es que pudo hablar de estos temas antes de morir, es decir, el destino final de los restos de su cuerpo. Cuando no lo hizo, entonces entramos en materia de voluntad de los dolientes, quienes al estar con la emoción a flor a piel, muchas veces confundidos y cansados física y emocionalmente, es muy difícil para ellos tomar la decisión. Las cenizas pueden tener varios destinos: a) Se depositan en un nicho de una iglesia o templo b) Se las queda la familia o se las reparten entre varios y cada quien ritualiza de diferentes formas: unos se van al mar, al bosque, a viajar con ellas y las van esparciendo por ahí en lugares donde fueron felices o donde son recordados los seres amados por su esencia y trascendencia. Otros se hacen anillos o collares para traer siempre con ellos cerca a su ser querido. c) Se quedan en las salas o closets de las casas como parte del mobiliario o adornando en un altar con imágenes, flores y velas el hogar.

Cuando acompañamos a otras personas a despedir a su ser querido necesitamos ser muy sensibles y respetar lo que cada quien decida hacer. La forma que despidamos a nuestro ser querido tiene que ver con la influencia cultural, el entorno, la caja de significados que cada quien tenga y de los conceptos o creencias acerca de la vida y de la muerte que tengan integrados.

El proceso de duelo es dinámico, es cíclico y consiste en una metodología específica que consiste en recorrer cinco fases según Elisabeth Kubler Ross (Negación, Enojo, Negociación, Depresión, Aceptación) con diferentes características en cada una de ellas y con tareas específicas para la evolución del proceso, hasta llegar a una fase final: la de lograr encontrar significado (una sexta etapa planteada por David Kessler) Sugiere que existe la posibilidad de decirle “Si a la vida” nuevamente aplicando distintas estrategias de afrontamiento y atesorando las lecciones o aprendizajes de esta transición y transformación personal.

“Esta etapa trasciende las fases de dolor, dando paso al “cierre” de todo el proceso
de duelo, a través de la reflexión y de concederle un significado a lo que sucedió”
El proceso de duelo es la respuesta natural que tenemos las personas ante la muerte, es necesario saber que también es un proceso muy creativo y que cada quien lo vamos a vivir imprimiendo un sello muy personal, tan personal como nuestra huella digital. No hay un duelo igual. Entramos a un mundo de nuevas posibilidades sembrando nuevos enfoques, nueva perspectiva y emociones positivas.

 

¿Podemos entonces sembrar las cenizas?

Es una opción que brinda un respiro, una sonrisa, satisfacción y una sensación de libertad. Una opción en sintonía con la verdadera esencia del binomio de la vida y de la muerte convertido en un lugar de esperanza y renovación… de vida y conexión continua.
Una bio urna es un lugar seguro donde sembrar cenizas, es una idea que considero muy bella, es una forma perfecta de resignificar la muerte y dar vida nuevamente, es una oportunidad de seguir cosechando y creando nuevos recuerdos rodeados e impregnados del gozo de un árbol, de una planta, de una flor… abrir el espacio nuevamente en nuestro corazón y respirar. Respirar el consuelo, la calma, la paz y la tranquilidad, tener la certeza de que, quien muere, sigue viviendo. Es un bálsamo generoso. Es un regalo que nos damos a nosotros mismos, que les damos a nuestros seres amados, a su memoria por siempre en la sutileza y misticismo que encierran lo efímero de las bienvenidas y despedidas de las almas con quien elegimos vivir el baile de la vida.

Naturalicemos la muerte, demos un sello de vida y alegría a lo que en algún momento causó dolor y sufrimiento. Sigamos caminando, bailando bajo la lluvia, nutriendo a la tierra y a nuestro espíritu. Que siga latiendo nuestro corazón hasta que llegue el momento de partir. ¿Y tú, ya sabes que quieres que hagan con tus cenizas? Si pudieras elegir, ¿En qué tipo de árbol, planta o flor te quieres convertir?

“El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida”.

Octavio Paz

 

Por Verónica Alcocer.

 

Fecha de publicación: 27-04-2021.

 

 

 

Sitios de referencia:

https://www.gob.mx/inafed/es/articulos/dia-de-muertos-tradicion- mexicana-que-trasciende-en-el-tiempo

https://www.mutante.org/media/Muerte_Fases%20del%20duelo.pdf

https://www.muscaria.com/david-kessler.htm